Grados 1-8: El septenio de lo bello

Si aprender todo esto por primera vez no es tarea sencilla, mucho menos lo es enseñarla. Y es que no se trata solamente de saber los contenidos, si no cualquiera que sepa leer y escribir podría enseñarlo también. Creo que después de los confinamientos por la pandemia, quedó probado que esto es completamente falso, si no pregúntenle a la mayoría de padres que tuvieron que hacer de maestros particulares de sus hijos. O es tan sencillo como hacer el experimento de poner a un catedrático universitario que imparte el curso de ecuaciones diferenciales a enseñarle a un grupo de niños las tablas de multiplicación. Dudo que sin la preparación adecuada o la experiencia previa de trabajar con escolares, sea capaz de enfrentar esta tarea con éxito.

«Si aprender todo esto por primera vez no es tarea sencilla, mucho menos lo es enseñarla. Y es que no se trata solamente de saber los contenidos, si no cualquiera que sepa leer y escribir podría enseñarlo también.»

Entonces, qué es lo que hace tan especiales a los maestros del segundo septenio (7-14 años). Pues para descubrir esto creo que vale la pena tratar de hacer un poco de memoria y preguntarnos por nuestra propia infancia, en especial por nuestra experiencia en los años de la educación primaria. Seguro ahora que mencioné algunos de los contenidos de la primaria pudiste recordar cómo estos te hacían sentir, ya sea que te llenaran de éxito al contestar los exámenes o de frustración y estás agradecido de no tener que volver a pasar por el estrés y la ansiedad de que te hagan un dictado y no saber la respuesta. También imagino que cuando piensas en tu educación primaria quizá recuerdes a algunas maestras y seguramente lo que más recuerdas es cómo te hicieron sentir. Ya sea que las amaras o que por el contrario que no te cayeran bien

Como podrás ir dándote cuenta tus recuerdos de esta época están ligados completamente a tus emociones, a lo que te hizo sentir aquella presentación frente a toda tu clase o lo que tu maestra hizo o dejó de hacer el día en que te enfermaste o te golpeaste en la escuela. Esto se debe a que durante el segundo septenio nuestra vida está fuertemente influida por nuestra parte afectiva. No me malentiendan, no digo que más adelante nuestra parte afectiva deje de ser relevante, por supuesto que sigue siendo determinante en nuestro día a día, pero es que durante la edad de la que hablamos, simplemente nuestra parte emocional está a flor de piel.

«También imagino que cuando piensas en tu educación primaria quizá recuerdes a algunas maestras y seguramente lo que más recuerdas es cómo te hicieron sentir.»

Entonces, lo emocional se vuelve también la estrategia principal para poder hacer del aprendizaje algo significativo. Sencillamente, lo que no nos haga sentir algo durante esta etapa, probablemente lo olvidaremos. Por lo tanto, debemos buscar el vehículo adecuado para hacer llegar el aprendizaje a través de las emociones. Desde hace milenios el ser humano descubrió que existía una forma de plasmar sus emociones y sus sentimientos. No sólo lo descubrieron, sino que además se volvió una necesidad humana hacer y apreciar el arte en cualquiera de sus representaciones. Es decir, si queremos llegar a la parte afectiva y emocional de nuestros alumnos, nuestra principal herramienta será el arte.

Por esta razón es que la pedagogía Waldorf está llena de arte en el segundo septenio, no precisamente porque sea una escuela solamente para artistas. El canto, la danza, la pintura, la poesía, etc. son nuestros aliados para hacer de la experiencia de la escuela primaria un momento significativo y lleno de aprendizajes. Por eso el segundo septenio es el septenio de lo bello, porque es precisamente a través de la estética, del arte, que nos acercamos a nuestros alumnos y que al mismo tiempo les enseñamos a conocer y a trabajar con sus sentimientos. Así que si quieres ser un docente exitoso para alumnos entre 7 y 14 años, llena tus clases de actividades artísticas. Esto no sólo te permitirá llegar mejor a tus alumnos, sino que además te dará la oportunidad de poder conocerlos más a profundidad interpretando los trabajos que ellos realicen.

Asimismo, tú debes llenar tu clase de espacios bellos, armónicos y artísticos. Por eso la pedagogía propone espacios estéticos, hermosas pizarras decoradas con dibujos y colores, detalles y pequeños regalos hechos a mano, etc.

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